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  • El estilo parental narcisista

    El estilo parental narcisista

    Según lo que hemos visto anteriormente, se puede deducir que una persona con trastorno narcisista de personalidad no tiene la capacidad de atender a las necesidades emocionales de sus hijos. A veces se pueden añadir también las necesidades económicas, de sustento básico e incluso, en los casos más extremos, de supervivencia literal de los niños. De hecho, el estilo parental narcisista consisitirá en descuidar al niño o niña, a la vez que será utilizado para satisfacer los deseos y necesidades del padre o madre.

    En mi caso, las necesidades básicas como el techo, la alimentación, la educación y la salud física – visitas al médico, revisiones, vacunas, etc – estaban cubiertas por completo e incluso por encima de la media. Otros hijos de narcisistas no han podido contar ni con esa base.

    Los hijos son espejos

    En un foro en inglés de personas con padres narcisistas, encontré la siguiente descripción:

    “Estos padres suelen mirar al niño para satisfacer sus necesidades. Esta expectativa es perjudicial para la salud mental general del niño, algo que arrastrará también en la edad adulta. Es muy similar a lo que les ocurre a los niños criados en hogares de alcohólicos. Estas casas parecen «normales y saludables» para el mundo exterior. Solamente los niños son los que sufren, y sufren solos. En hogares como estos, el trabajo del niño es asegurarse de que se satisfacen las necesidades de los padres. Al hacer esto, su identidad, sus «sentimientos verdaderos» se ocultan dentro de ellos. Saben que algo no está bien… pero la familia se ve tan perfecta o «normal» de cara al exterior, que a menudo es el niño quien se culpa.”

    Adult children of narcissists yahoo group

    Esta buena descripción no sorprende: si pensamos que un narcisista se ha detenido en la edad emocional de los seis años, y tiene enormes dificultades para manejar su vida, difícilmente podrá encargarse de una tarea como la maternidad o paternidad.

    Una consecuencia de esto muy negativa para los hijos es la incapacidad, por parte del padre o madre con rasgos narcisistas, de verles como un ser diferenciado, con necesidades que deben ser atendidas por los padres. Para el narcisista, ese niño o niña es su espejo, y lo que espera es poder atender sus propias necesidades a través de ellos, pero no al revés. No siente empatía por sus sentimientos, y no está interesado, de hecho, en su persona. Esto resulta dramático para el desarrollo de una identidad emocional en la criatura.

    El estilo parental narcisista tiene como base el no ver las necesidades del niño o niña.

    Con la madre o padre narcisistas (especialmente la madre, porque los efectos de su conducta tendrán más incidencia en el desarrollo de los hijos), todo gira alrededor de ellas, y nada más tiene importancia. Aunque se finjan madres muy dedicadas y amantísimas (algo bastante común): en realidad, todo gira entorno a ellas, y lo demás no cuenta.

    Todo gira alrededor de los padres

    Recuerdo que en una de mis primeras salidas de adolescente allá por los ochenta, mis amigas y yo bebimos, y una de ellas, por falta de costumbre, perdió la conciencia y se puso muy enferma (de hecho, tuvo un coma etílico).

    Como pudimos, conseguimos llamar desde una cabina a su casa y le dijimos a su madre, cuando contestó, que debía venir a buscar a su hija, que estaba casi inconsciente y no sabíamos qué hacer. La señora nos respondió tranquilamente que la pusiéramos en un taxi, que ella se estaba arreglando el pelo y no podía venir. Recuerdo mi asombro ante semejante respuesta. Yo no era consciente entonces de que mi madre podría haber contestado algo muy similar.

    Las apariencias se mantienen

    La descripción del foro hace hincapie en un punto importante: la familia narcisista muy a menudo parece «perfecta». Sólo los niños que sufren las consecuencias de este estilo de crianza saben lo que pasa realmente. Y eso lo hace más difícil aún, ya que sienten que nadie les creerá si explican lo que sufren, ni serán comprendidos. Y por eso guardan silencio respecto al abuso que padecen.

    Los niños se vuelven cuidadores

    En ese entorno disfuncional que crea un estilo parental narcisista, o bien el niño se vuelve un cuidador de la madre (y/o padre), siempre pendiente de sus deseos, o bien se erige también en narcisista, o bien trata de evadirse de esta dolorosa realidad mediante conductas de evitación y narcotización de todo tipo. Estas son las tres respuestas más habituales, que ya desarrollaremos más adelante.

    • Defensas para la supervivencia

    Para una persona en formación, el hecho de no importarle a sus cuidadores, lo único de lo que dispone en el mundo, es un hecho trágico. Las consecuencias son muy negativas y pueden ser muy duraderas, ya que en esos primeros años de vida es cuando se establecen las bases psicológicas de la persona. Si además de no importarle, sus cuidadores le expresan rabia y desprecio, si la abandonan y la agreden tanto física como psicológicamente, entonces la criatura se encuentra en una situación tan insostenible, que debe buscar defensas para sobrevivir.

    Impacto del estilo parental narcisista en la autoestima

    Es un impacto terrible que los propios padres no nos quieran, porque la siguiente pregunta lógica es: “¿Y si ellos no me quieren, quién me va a querer?” Obviamente, esto no es así, pero un niño de corta edad no puede saberlo. Y, en muchas ocasiones, un adulto que no se haya hecho consciente de sus carencias y de su trauma, tampoco lo sabe. Y sigue creyéndose que no le querrá nadie.

    Los hijos de padres narcisistas se convierten en lo que sus padres quieren.
    • Competición padres/hijos

    Otros efectos muy negativos del estilo parental narcisista provienen de la envidia enfermiza que hemos mencionado como característica de los narcisistas. Son especialmente las hijas quienes la pueden sufrir desde bien pequeñas por parte de sus madres.

    Celos maternos

    En cuanto empiezan a mostrar algunos atributos que las hacen despuntar, especialmente atributos físicos, pueden experimentar la envidia y los celos patológicos de su madre, que las ve más jóvenes y atractivas que ella, y no puede reprimir su rabia. Lo más habitual es que la empiece a dirigir contra la hija, sin que ella pueda entenderlo ni sepa qué hacer para evitarlo.

    La adolescencia es un período complicado tanto para los hijos como para los padres. Sin embargo, las hijas de madres de este tipo saben bien que su historia de complicaciones va más allá de lo común.

    Aquí podéis leer una entrada de diario de una hija de padres narcisistas que ilustra cómo se siente este efecto.

    Divide y vencerás

    • Triangulación

    Por otra parte, la triangulación es otro de los mecanismos más habituales en las familias narcisistas o con funcionamiento disfuncional. La triangulación consiste en una forma de comunicación que no es sana porque no es directa, no es clara y sobre todo, no se produce entre los que se quieren comunicar. Es decir, A quiere comunicar X a B. Pero A no va a B y le dice: «X». Eso es comunicación directa y efectiva, además de sana y madura.

    No. A va a C y le dice, de forma más o menos manipuladora, «X» respecto a B. Espera, y acierta normalmente, que C vaya a B con el cuento. B se siente mal con esa comunicación pero se da por notificado y se siente en la obligación de cambiar X. De ahí el nombre de triangulación: la comunicación ya no se da entre dos personas (A y B), sino que se utiliza una tercera (la C, que no debería en principio estar ahí).

    Confusión

    Si os habéis hecho un lío con tanta letra, ese es precisamente el efecto de este tipo de comunicación. Confusión, falta de claridad y malestar entre los afectados, y todo al servicio del dominio y control de la persona con rasgos narcisistas.

    • Comunicar para controlar

    Otra forma de verlo es que es una aplicación casera de la divisa romana “Divide y vencerás”. Es decir, la persona con el trastorno narcisista suele utilizar un estilo de comunicación disfuncional, que le da el poder de manejar la información. Así puede controlar a los hijos, y demás miembros de la familia. No existe la comunicación directa y clara, sino que todo ha de pasar por el/la narcisista, que ocultará y tergiversará información para dividir a los hijos. De hecho, el establecimiento de diferencias claras entre ellos es una constante entre estos padres. Esto causa mucho sufrimiento a los hermanos, y estropea sus relaciones.

    Es posible que mucha gente piense que eso sucede en todas las familias. Incluso quizás tengáis ejemplos de esta manera de comunicar en vuestra familia. Y aunque no sean tan graves, igualmente es un mecanismo a evitar.

    Es decir, la triangulación es común, sí, pero no por ello es una forma sana de comunicarse. Cuando dejas de participar en ella, te das cuenta de lo perjudicial que resulta.

    En el próximo post exploraremos más características de la familia narcisista y sus consecuencias negativas.

  • La personalidad narcisista

    La personalidad narcisista

    Como vimos en el post anterior, los principales problemas de alguien con personalidad narcisista (definición del manual de trastornos mentales) son de relación con los demás, pero lo destacable es que son los demás los que experimentan las dificultades. Básicamente porque las personas con trastorno o con marcados rasgos narcisistas consideran que el resto de personas están ahí para atenderles en todos los sentidos.

    La imagen que quiere dar una persona con personalidad narcisista es de poder y superioridad.

    ¿Qué ocurre entonces cuando los que les rodean expresan sus deseos, o cuando quieren contar algo de sí mismos? Pues, depende de si el o la narcisista quiere algo de esa persona, o está en su fase de “enamoramiento” (aunque no sea una relación amorosa) de esa persona. Entonces parecerá mostrar un gran interés, y emociónm, y habrá respuestas muy positivas. Pero, ¿y si no quiere nada en ese momento de esa otra persona, o si se está ya cansado de esa persona?  

    Entonces, la película será muy diferente. Una opción será el claro aburrimiento, casi acompañado de un bostezo. También será posible que muestre claramente su desdén o irritación, puesto que consideran que nada se puede comparar con sus propios deseos o emociones. De hecho, la expresión de sentimientos de los demás les puede parecer un  signo de debilidad, o estupidez. A menudo lo expresarán con la misma falta de empatía.

    Emociones reprimidas

    Ante esto, repetido una y otra vez, las personas que rodean a personalidades narcisistas aprenden rápido a no expresar lo que sienten o piensan. Los daños causados por esta represión forzosa son grandes en el caso de niños de edades muy tempranas. Cuando sus padres les gritan “¿Y ahora por qué lloras? o “¿Ya estás otra vez lloriqueando?”, los niños aprenden a reprimir el llanto y la emoción. Lo natural, es decir, que el padre o madre escuche y valide las emociones del niño y le enseñe a manejarlas, se transforma en lo contrario. El padre es emocionalmente un niño, y el niño adopta la postura de un adulto que se reprime y moldea para satisfacer al padre.

    Cuando las personas con personalidad narcisista pasan por un período de estrés añadido, sufren una agudización de sus comportamientos más inadaptados. Una muerte en la familia, una separación, un despido laboral, son circunstancias muy estresantes para cualquiera, pero en un narcisista hacen aflorar sus comportamientos más patológicos.

    Si tomamos como ejemplo la falta de empatía, veremos como en una de estas situaciones el narcisista no podrá entender lo sentimientos de los demás. No podrá ser consciente de ellos siquiera. Lo más probable es que aprovechen la ocasión para centrar la atención en ellos mismos. En el mejor de los casos, esta persona no estará interesada en ayudar o apoyar a los demás, y en el peor escenario, podrán aprovechar para causar más estrés y dolor en los demás.

    Cualquiera que haya pasado por situaciones estresantes en compañía de narcisistas sabe que no puede esperar ningún comportamiento maduro o aceptable.

    Las personas narcisistas también mienten de forma habitual, ya que no les importan los medios que tengan que emplear para conseguir lo que desean.

    De hecho, una forma habitual de manejar la “verdad” en los narcisistas es lo que se conoce como “hacer luz de gas”. Este término viene de una película de 1940, en la cual el malvado protagonista trata de volver loca a su mujer bajando la luz repentinamente en los candiles y diciéndole, cuando ella lo comenta, que eso no ha ocurrido.

    A partir de esta película, cuando alguien intenta negar la realidad a otra persona para hacerle creer que se está volviendo loca, se denomina a esta manipulación “hacer luz de gas”. Y las personas con trastorno narcisista de personalidad utilizan esta técnica a menudo, negando una realidad que la otra persona ha presenciado y vivido.

    El gaslighting te hace dudar de ti  

    Al final, cuando se hace esto con un niño o niña, éstos piensan que se están volviendo locos, porque no pueden poner en duda a una figura tan importante como la madre o el padre. Recuerdo varias ocasiones en que sufrí esta situación,. Mi madre negaba lo que acababa de ocurrir delante de las narices de las dos, para mi asombro. Lo único que podía hacer entonces era pensar: “Estoy loca, estoy mal. No entiendo lo que me pasa”.

    No se puede entender el funcionamiento de una persona con personalidad narcisista sin mencionar la envidia. Todos los humanos sentimos alguna vez envidia, y muchas veces se trata de disimular este sentimiento llamándolo “envidia sana”. La envidia nos retrotrae a la parte más infantil de nuestra psique, esa que desea lo que otro tiene, y se enfada porque no lo puede tener.

    También puede servir para algo positivo, como por ejemplo, entender qué deseamos en nuestra vida e intentar ir a por ello. En una medida normal, todos sentimos envidia alguna vez, desde esa parte más inmadura de la personalidad.

    El rasgo de envidia en la personalidad narcisista

    No obstante, en una persona más o menos sana, el sentimiento pasa rápido porque con nuestro cerebro “adulto” tomamos conciencia de que eso no tiene sentido, y pasamos a alegrarnos por la felicidad o la suerte del otro.

    La situación que viven los narcisistas respecto a la envidia no tiene nada que ver con lo que viven el común de los mortales. Ellos sufren de una envidia destructiva, especialmente hacia las personas cercanas. De hecho, la envidia sería la tortura o el castigo que padecen los narcisistas, de forma constante. Dada su inmadurez emocional (se han detenido en una edad emocional de seis años, aproximadamente), no logran vencer el sentimiento de rabia porque los demás tienen algo que ellos no, y eso les provoca unos sentimientos fuertes de ira hacia esa persona.

    Nada cura la envidia del narcisista  

    No importa cuánto tengan ellos de posesiones materiales, por ejemplo; pueden tener casa con piscina, coche descapotable, ganar un dineral al mes y tener tres sirvientas. Pero si un familiar que no tiene nada de eso, se permite, pongamos por caso, hacer un viaje, y ellos no pueden hacerlo en ese momento, experimentarán un sentimiento de rabia muy intenso, que les amargará. Y así, con todos los aspectos de la existencia: el económico, el social, el físico, el intelectual, el de las relaciones… todo, en definitiva, les produce una envidia destructiva, especialmente los logros de la gente muy cercana, es decir, de aquellos que se supone que deberían querer más.

    En el próximo post empezaremos a explorar más a fondo las consecuencias de convivir con personas que tienen el trastorno o muchos rasgos narcisistas.

  • ¿Qué es el narcisismo?

    ¿Qué es el narcisismo?

    El concepto narcisismo se utiliza cada  vez más en las redes sociales, y esta generalización ha causado confusión sobre el término, convirtiéndolo en una acusación o etiqueta para explicar comportamientos que se usa sin criterio.

    De hecho, el trastorno narcisista de la personalidad afecta a toda la familia y causa problemas serios. Pero, en la mayoría de casos no hay un diagnóstico realizado por un profesional. De hecho, ningún miembro de mi familia de origen recibió este u otro diagnóstico de salud mental. Sin embargo, observando sus comportamientos, es seguro que al menos puntuarían muy altos en rasgos narcisistas y/o de trastorno límite de personalidad. La cuestión es ¿cómo distinguir si esa etiqueta es la correcta? En este post, examinaremos la definición oficial para  elevar la conciencia al respecto. Y es que, si todo el mundo recibe la etiqueta de narcisista, entonces nadie es narcisista y la definición no sirve para nada.

    El trastorno narcisista de la personalidad

    El término “trastorno” significa que nos referimos a un desorden mental de cierta importancia, que afecta a la vida de la persona en muchas áreas y, sobre todo, a su entorno. No es que alguien “tenga mal carácter”, que “sea difícil” o sea “un poco egoísta”. Va mucho más allá.

    El mito del bello Narciso, enamorado de su reflejo.

    ¿Cómo puede afectar el narcisismo a las personas de su entorno? En el caso de los hijos de personas con este trastorno, sufren un conjunto de problemas psicológicos y físicos. Estos síntomas han configurado un síndrome conocido como “síndrome del abuso narcisista”, aunque esta categoría no está oficialmente incluida en manuales de psiquiatría o psicología, de momento. Sí que se pueden encontrar estudios que reconocen este síndrome y sus efectos en pacientes, como este.

    Según el DSM-V, que es el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, los trastornos de personalidad se definen como:

    “Un patrón permanente de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto. Este patrón se manifiesta en dos (o más) de las áreas siguientes:

    1. cognición (p. ej., formas de percibir e interpretarse a uno mismo, a los demás y a los acontecimientos)

    2. afectividad (p. ej., la gama, intensidad, labilidad y adecuación de la respuesta emocional)

    3. actividad interpersonal

    4. control de los impulsos

    Traducido a «idioma normal», ¿qué significa exactamente esta definición? Quiere decir que aunque todos podamos tener, en algún momento concreto, un comportamiento extraño, o rasgos de carácter poco adaptados a la sociedad, no se podría considerar un trastorno de personalidad.

    Para eso, el comportamiento y la forma de pensar disfuncionales deben ser permanentes, sea cual sea la situación. Además, estas características afectan tanto al pensamiento como a las emociones de la persona, y le impiden relacionarse de forma sana, o controlar sus instintos más inmaduros.

    Dentro de este bloque se encuentra el narcisismo, así como el trastorno histriónico y el trastorno límite de la personalidad.

    Características principales

    El mito de Narciso es conocido a nivel popular: el joven y bello Narciso era muy admirado por las jovencitas pero una de ellas, despechada, le condenó a padecer el amor no correspondido. Narciso se enamoró de su propio reflejo en las aguas de un lago, y ya no pudo vivir más que para contemplarse, pendiente de un amor imposible, puesto que la imagen se desvanecía cada vez que él intentaba acercarse.

    • Yo, yo, yo y luego yo

    Aplicando el mito a la realidad, podemos decir que las personas con trastorno narcisista de la personalidad creen que son lo único importante en el mundo, y también que son los mejores en todo. Además, necesitan que los demás los admiren, y manifiesten su admiración. Esto, que todos podemos sentir en fases del desarrollo infantil, es así todo el tiempo en estas personas. En cualquier reunión, el narcisista más típico monopolizará la conversación para exponer sus logros, y sus méritos; sus enfados o agravios con gente, sus deseos y su opinión. El problema ya queda claro, no hay espacio para los demás.

    Otra característica de las personas con narcisismo es que se creen especiales, y que merecen un trato adecuado a esta condición.  Un ejemplo muy típico de esto son las colas en la panadería, en el banco o en cualquier lugar. Ellos nunca quieren hacer la cola porque, sencillamente, no es para ellos, puesto que son especiales y superiores a los demás.

    ¿Qué pasa en ese caso? Una de dos: o bien sus acompañantes hacen la cola, o bien la persona narcisista se intenta colar, provocando una discusión con el resto. Recuerdo bien estar con mi madre en una cola en el banco y a ella preguntando, con desprecio: “¿Vamos a hacer la cola?”. Siendo una niña debía explicarle que sí, que la teníamos hacer por respeto a los demás. En el mejor de los casos se resignaba, sin comprender nada de lo que yo decía.

    • Nula aceptación de las críticas

    A nadie le encanta recibir una crítica, por supuesto, pero los narcisistas reaccionan a éstas como un ataque insostenible a su persona. Eso provoca su ira, de nuevo. Cualquier pequeña sugerencia de que han cometido un error, algo que todo ser humano debe asumir como normal, resulta para ellos un ataque a su persona. No pueden asumirlo porque les hace sentir infinitamente pequeños y débiles. Por tanto, reaccionarán a esto de una única forma: con ira.

    Tal vez no expresen la ira abiertamente en el momento de la «ofensa». Pueden optar por una forma más sibilina, si creen que mostrar el enfado en ese momento les dejará en mal lugar. Lo que harán es guardarse lo ocurrido en una libreta interna y esperar al mejor momento y manera para devolver el golpe.

    • Eco no existe

    El mito de Narciso se complementa con el de Eco, una ninfa castigada por la diosa Hera a no poder tener su propia voz y a repetir incesantemente las palabras de los demás. La pobre Eco se enamoró de Narciso, que por supuesto se rió de ella y siguió contemplando su reflejo en el agua. Y es que esa es otra característica del narcisismo, y es una de las más importantes: la falta de empatía. Para alguien con trastorno narcisista de la personalidad, es prácticamente imposible darse cuenta de que los demás tienen sus propios sentimientos, emociones  y problemas

    Todo esto nos lleva a que los principales problemas del narcisismo son de relación con los demás. No sólo están desconectados de la existencia de los demás como personas diferenciadas con sus problemas y características, sino que consideran que el resto de personas están ahí únicamente para atender a sus propias necesidades, porque ellos tienen más derecho que nadie a ser tratados de forma especial. Por tanto, el patrón de relación de un narcisista es de explotación. Así es como un narcisista ve el mundo, por lo general: quiero algo, una persona me sirve para conseguirlo o me lo va a proporcionar, la uso, luego deja de servirme, la abandono sin más.

    En el siguiente post veremos más sobre los efectos de este trastorno de personalidad.

  • La familia narcisista: el porqué de este blog

    La familia narcisista: el porqué de este blog

    Quizás os hayáis preguntado alguna vez por qué os cuesta hacer las cosas más ‘normales’ de la vida: tener pareja, tener trabajo, tener hijos, amigos; en definitiva, ser “felices”. Al fin y al cabo, para los demás parece fácil, pero para algunos de nosotros no. Además, seguro que vuestra respuesta a estas preguntas será: “Hay algo en mí que está mal. Soy defectuoso/a; soy cobarde”. Antes de saber que existía la personalidad narcisista, yo me lo preguntaba a menudo, y casi siempre me respondía que, simplemente, “no servía” para lo mismo que los demás, y eso me hacía sentir frustrada y desesperanzada.

    Pero lo que en realidad me ocurría es que tenía una herida, o varias, que eran invisibles. Sangraban, me enfermaban y jamás llegaban a cicatrizar, porque al ser invisibles, no las podía curar. Eran heridas emocionales y psicológicas, y yo no era consciente de que las tenía y que debía sanarlas.

    El día que me encontré con el término «narcisista», explicado de una forma que podía relacionar con mis experiencias y con mis problemas, empezó mi camino para conocerme realmente y para salir de mi negación y actuar a mi favor. Por fin.

    Un poco de historia

    Yo conocía el término tal como lo había estudiado en mi formación universitaria, pero era poco más que un apartado del DSM (Manual de los trastornos psiquiátricos) donde se explicaban los trastornos de personalidad, y por alguna razón no lo conecté, al menos conscientemente, con mi propia situación y con mis dificultades.

    Hace muchos años de eso, años en lo que he podido descifrar qué significaron los traumas de mi infancia. Concretamente, he podido comprender las consecuencias de nacer y crecer en una familia de funcionamiento narcisista. O debería decir «disfuncionamiento» o «malfuncionamiento» familiar, porque la familia narcisista es parecida a otras familias disfuncionales, ya sean porque hay alcoholismo en ellas u otro tipo de trastorno de personalidad. Le debo mucho a todo lo que he aprendido sobre esto gracias a la investigación, la divulgación y los testimonios de muchas personas que sufrieron como yo.

    De qué se hablará

    En este blog intentaré dar respuestas a esas mismas preguntas que yo me hacía y para las que tardé mucho en encontrar claves. Desde luego, ahora la información respecto a este campo es mucho más amplia, pero igualmente quiero contribuir con mi mirada que, como todas las miradas, es única .

    Por lo tanto, el enfoque de este blog es personal, basado en la propia experiencia y en años de penoso y lento autoconocimiento, además de aprendizaje y documentación. Eso sí, disclaimer (aviso legal): mi formación como psicóloga no hace que este libro constituya una terapia, sino una ayuda para que, quien se esté preguntando lo mismo que me preguntaba yo hace unos años, tenga el camino un poco más fácil. Ni más ni menos. Dicho de otro modo, he intentado hacer lo que a mí me hubiera servido cuando empecé a intentar responderme, hace muchos años.

    En las próximas entradas profundizaremos en el trastorno narcisista de la personalidad y los efectos del abuso que ejercen los narcisistas en la familia.