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  • La enfermedad mental en adolescentes en la familia narcisista

    La enfermedad mental en adolescentes en la familia narcisista

    Qué significa ser adolescente en la familia narcisista

    La historia se repite una y otra vez, pero no por eso se avanza en la comprensión: un adolescente en una familia con padres narcisistas sufre una presión psicológica y emocional insoportable que suele provocar comportamientos negativos. Desde autolesiones, hasta respuestas agresivas y el comienzo de adicciones, todo sucede en esos años convulsos de la adolescencia. La enfermedad mental en adolescentes puede tener causas diversas, pero el desarrollo en un entorno narcisista es una de las más importantes.

    La rabia interna no es enfermedad mental

    Habitualmente, esto es lo que ocurre:

    La evolución y el desarrollo emocional y físico del adolescente choca frontalmente con lo que un padre o madre narcisistas pueden tolerar. Especialmente, el adolescente se encuentra en busca de su identidad, y la va forjando a base de imitar modelos, pero también a base de enfrentarse a sus criadores y otras figuras de autoridad.

    Además, ese adolescente ya viene de un maltrato a varios niveles, y de un abandono emocional completo. Por eso, se empieza a preguntar qué ha pasado con su infancia y también cuestiona a esas figuras de autoridad, ya que empieza a tener herramientas mentales para hacerlo.

    La identidad del adolescente amenaza al narcisista

    Cuando tienes una madre narcisista y eres mujer, la aparición física de los signos que indica el paso de niña a mujer adulta le provocan una inseguridad y una envidia que se traducirá en agresión emocional. Cuánto más bella sea esa adolescente, y cuanta más atención despierte su aspecto físico, más tratará esa madre con rasgos narcisistas de reprimir y socavar esa identidad física y sexual que aparece. ¿Cómo?

    • Cortes de pelo indeseados: una melena hermosa y llamativa provoca admiración e interés del sexo opuesto. Cortarla u ocultarla será una herramienta de la madre para que su hija no sea más guapa o deseable que ella. («Espejito, espejito, ¿quién es más hermosa que yo?»
    • Restricciones a la forma de vestir que no son culturalmente habituales: limitar las opciones de la forma de vestir o de presentarse que no sean culturalmente extendidas.
    • Restricciones a las actividades de sociolización propias de la edad y de la cultura.
    • Restricciones a la identidad sexual y al desarrollo sexual y afectivo: eso implica prohibir tener relaciones afectivas y sexuales aunque sea totalmente adecuado y esperable. Sucede en familias narcisistas y también en grupos de alto control (sectas). Un ejemplo concreto: todo tu grupo de amistades o compañeros ya mantienen relaciones sexuales y tú no has hablado con alguien que te interese afectivamente. En los casos más restrictivos, una persona joven no puede ni darse la mano ni un beso hasta que se case.

    Choque de trenes

    La enfermedad mental causada por un choque de trenes

    La identidad que empieza a surgir en la adolescencia se va creando a partir del grupo de iguales y a partir de lo que YA NO SOMOS. Ya no somos exactamente niños, y aún no somos adultos. La familia, como grupo de socialización primero, pasa a segundo término, y los amigos y compañeros de clase ocupan un lugar más relevante. Ante todo, nuestra individualidad empieza a emerger, con dudas y tropezones.

    Pero, y es un gran pero, ahí está el padre o la madre narcisistas (o ambos a la vez) para impedir eso. Y la forma de controlar y reprimir la aparición de la individualidad suele ser feroz, de forma que causa en el adolescente una enorme tensión interna. Lo recuerdo perfectamente: yo estaba perpleja en mi adolescencia, ya que no comprendía POR QUÉ MIS PADRES ME ODIABAN TAN INTENSAMENTE.

    De esa dificultad y el resto de tensiones causadas por los cambios corporales, psicológicos y emocionales puede surgir, en muchos casos, la enfermedad mental en los adolescentes, en forma de depresión o ansiedad. Se trata de una respuesta a un entorno muy hostil.

    Obviamente, no es una respuesta óptima. Pero igual que un niño de siete años no tiene herramientas aún para enfrentarse al trauma, el o la adolescente dispone de pocos recursos todavía para la presión que recibe.

    Ya no me tratarás mal

    Una característica que aparece con los cambios de la adolescencia es la rabia interna, la capacidad de expresar ira cuando pisan los límites internos. Y ese es el recurso que más usa el/la adolescente para intentar defenderse de las agresiones del entorno familiar y también del entorno escolar y social.

    Lo usa mientras se atreve, mientras puede, hasta que la tensión interna llega a ser tan intensa que causa algún tipo de conducta perjudicial. Desde perder el control abusando de sustancias, hasta autolesionarse, dejar de comer y, en los peores casos, llegar al suicidio. Existen más causas que conducen a esa decisión extrema, no se debe simplificar. El bullying o acoso escolar, el cyberbullying y otros tipos de enfermedad mental también tienen un papel muy importante, obviamente.

    ¿Cómo se puede frenar la enfermedad mental en los adolescentes que se crían en un entorno disfuncional, hostil hacia ellos?

    Lo veremos en los siguientes posts, pero lo primero es, sin duda, comprender la realidad de lo que ocurre. No usar etiquetas que siguen enjaulando a esos adolescentes que sufren, que sirven para atontarlos, acallarlos, someterlos.

    Es difícil, pero la sociedad y sus sistemas de salud y bienestar debería encontrar mejores respuestas.

  • Los flashbacks: síntomas del estrés postraumático

    Los flashbacks: síntomas del estrés postraumático

    En la entrada anterior hemos visto que crecer en una familia narcisita o disfuncional causa estrés postraumático complejo. En este post conoceremos un síntoma de este estrés: los flahbacks emocionales.

    Los flashbacks del estrés postraumático complejo son emocionales.

    El concepto Flashback emocional proviene del libro del psicoterapeuta estadounidense Pete Walker, llamado Complex PTDS: from surviving to thriving . La brillante aportación de este psicólogo estadounidense explica que un flashback Emocional es un equivalente a los flashbacks que experimentan las personas que han pasado por vivencias muy estresantes, como los soldados que vuelven de un conflicto bélico.

    El flashback emocional es un poco más difícil de comprender y también de detectar cuando lo estás experimentando. La definición del propio Pete Walker, en un artículo de su página web[1], sobre los flashbacks es esta:

    “Repentina y a menudo prolongada regresión a los aterradores estados emocionales de abandono de la niñez. Estos se acompañan de una inadecuada e intensa excitación del instinto de lucha/huida y del sistema nervioso simpático. Por lo general, se manifiestan como intensos y confusos episodios de miedo, de vergüenza tóxica o de desesperación, que a menudo despiertan reacciones de enfado contra uno mismo o contra los demás.

    Cuando el miedo es la emoción dominante en un flashback emocional, el individuo se siente abrumado, preso del pánico o incluso con ideas suicidas. Cuando predomina la desesperación, crea un sentido de profunda insensibilidad, parálisis y una urgente necesidad de esconderse. También es común en los flashbacks emocionales sentirse pequeño, infantil, frágil, impotente y desamparado.”


    [1] http://www.pete-walker.com/pdf/emotionalFlashbackManagement.pdf

    Lo complicado viene en el momento de identificar cuando y porqué se desencadenan estos estados, ya que habitualmente suceden desde hace tanto tiempo, que las personas que los padecemos los hemos integrado como parte de nuesta personalidad. Creemos que se trata de nuestra forma de pensar y sentir. Pero no es así.

    Ejemplo de flashback emocional

    Pondré un ejemplo concreto, pues creo que es la única manera de comprender qué significa estar en un flashback emocional.

    Una tarde había quedado con una amiga en el centro de Barcelona. Mi pareja y yo íbamos con cierto retraso, de unos diez minutos. Esperando el metro, empecé a sentirme inquieta, luego más ansiosa, y empecé a mirar a mi alrededor. Vi a alguna persona que me pareció sospechosa, o de aspecto raro, y me centré en ese estímulo, asociando a él mi estado de ansiedad. Cada vez estaba más segura de que esa persona iba a hacer algo malo,. Veía venir algo catastrófico y entré en pánico.

    Un flashback emocional puede provocar un ataque de pánico si no logramos identificarlo.

    Hablando de ello con mi pareja me fui calmando, también por lo que él me iba diciendo, llegué a mi estado de máxima ansiedad y luego poco a poco empecé a calmarme. Solo cuando comprendí qué significan los flashbacks emocionales y por qué se desencadena, pude encontrar la respuesta a esas situaciones.

    La clave estaba en mi crianza

    ¿Qué ocurrió el día del metro? Pues la clave está en la situación de llegar tarde y de pensar que nos estaban esperando. Sí, esa cosa sin importancia es lo que provocó ese estado que tan bien describe Pete Walker.

    En mi ámbito familiar estaba especialmente castigado el hecho de no llegar con una puntualidad exquisita a cualquier cita. Cuando digo “castigado”, quiero decir que mi padre se ponía enfadadísimo con un retraso de cinco minutos. Además, si yo llegaba a un restaurante diez minutos tarde puede que todos hubieran empezado a comer, haciéndome sentir que había cometido un error tan imperdonable como para ser tratada de ese modo.

    Había vivido muchas situaciones en que fui humillada o ridiculizada por llegar cinco o diez minutos tarde, de forma que cualquier desplazamiento hacia una de esas citas creaba en mí un estado de ansiedad previa.

    La puntualidad era la causante de mis flashbacks.

    En esa ocasión, mi amiga no iba a hacer nada de eso, pero en mí se desencadenó el mismo estado de angustia que había vivido con mis familiares en el pasado. Volví a sentirme exactamente igual de mal que con ellos, por una situación que no tenía nada que ver, excepto el hecho de llegar cinco minutos tarde. Y ese era el flashback emocional que experimenté, y que desencadenó el pequeño ataque de pánico que sufrí.

    Para mí, comprender qué me ocurrió ese día fue una revelación clave. Fue casi como una especie de iluminación en que, ¡por fin!, comprendí que vivía muchísimos flashbacks por multitud de situaciones desencadenantes. Con el tiempo aprendí una verdad dolorosa: en muchas ocasiones, el simple contacto con mi familia provocaba en mí esos estados de ansiedad.

    Descubrir qué significa el concepto de flashback emocional es, obviamente, el primer paso. El siguiente es aprender a combatirlo cuando lo experimentamos, y lo veremos en la siguiente entrada.

  • ¿Cómo afecta crecer en una familia narcisista?

    ¿Cómo afecta crecer en una familia narcisista?

    Cuando identificamos a nuestra familia de origen como narcisista, lo más importante no es empezar a repartir culpas o resentimiento, sino descubrir en qué nos afectó en nuestro desarrollo, y nos continúa afectando como adultos. Descubriremos que los efectos son múltiples y que se distribuyen por las principales áreas de nuestra vida.

    Crecer en una familia disfuncional hace que el niño se sienta solo e incomprendido

    Como decíamos al final del post anterior, cuestionar el comportamiento de nuestros padres con trastorno o rasgos narcisistas es un paso que hemos de hacer. ¿Quiere eso decir que no se puede entender parte de su comportamiento? Claro que se puede.

    Comprender la disfunción de la familia narcisista

    • Padres suficientemente buenos

    En primer lugar, como decía el pediatra y psiquiatra Winnicott, basta con que un padre o una madre sean «suficientemente buenos» para criar hijos psicológicamente sanos. Eso significa que la maternidad y paternidad son muy complejas y la probabilidad de equivocarse, teniendo una muy buena intención, es alta. Es decir, es lógico asumir errores aún intentando ser el mejor padre o la mejor madre posibles. Si hay circunstancias adversas alrededor de esos padres, si pasan por situaciones estresantes o directamente devastadoras, sucederá que cometan errores al criar a sus hijos y serán errores comprensibles.

    • La disfunción familiar se hereda

    Otro factor crucial que es justo tener en consideración es que esos padres, nuestro padres, fueron hijos, en una gran mayoría de casos, que experimentaron a su vez abandono, maltrato y disfunción. Por tanto, lo que hicieron con nosotros no es más que traspasar, igual que lo recibieron ellos, la disfunción familiar.

    • Un proceso inconsciente

    En gran parte, el proceso de traspasar la disfunción familiar a los hijos se encuentra en el subconsciente. Por tanto, esos padres que actúan de forma irresponsable, egoísta o tóxica, tal vez no sepan que lo están haciendo. Pero difícilmente será todo inconsciente: por ejemplo, un padre o madre que abusa sexualmente de sus hijos y les amenaza para que lo sigan manteniendo en secreto no está haciéndolo de forma subconsciente. Tal vez no sea consciente de las razones por las que está cometiendo ese delito, pero sabe que lo está haciendo.

    Los efectos en el niño

    Aquí viene una paradoja importante que hemos de aceptar: conscientes o no, con explicaciones o no, con mejores intenciones o peores, los efectos del abandono, maltrato, abuso o crianza disfuncional son verdad. Es decir, dos cuestiones contrarias son verdad a la vez, ya que los padres en muchos casos no quisieron dañar, no supieron que dañaban, tenían razones para su desatención, PERO, a la vez, es verdad que los efectos en los hijos son muy perjudiciales.

    Hay que entrenar la mente para aceptar esta paradoja o estas dos verdades que suceden a la vez. Si no se entrena, lo que sucede es la NEGACIÓN que la mayoría de hijos de familias disfuncionales practican – a veces toda su vida. La negación impide la recuperación.

    Y ¿cuáles son estos efectos?

    Se podrían resumir en que las necesidades del niño o niña no son correctamente atendidas, lo que dificulta su desarrollo psicológico, emocional y en algunos casos incluso físico.

    Desde su nacimiento hasta los 7 años, los niños reciben primordialmente de sus padres el aprendizaje y la validación emocional que necesitan para formarse. El problema es que una madre o padre narcisistas ven a ese bebé como una extensión de sí mismos y un medio para reflejarse y satisfacer sus propias necesidades. El conflicto está claro: el bebé y el niño pequeño necesita a sus padres para que le vean como una persona que se está formando y le enseñen a reconocer sus emociones y a relacionarse, etc. Pero resulta que sus padres quieren que él o ella sean un instrumento para satisfacerse.

    ¿Qué ocurre cuando la madre es incapaz de ayudar a su hijo? ¿Qué ocurre cuando no sólo no está en condiciones de adivinar y satisfacer las ne­cesidades de aquél, sino que ella misma está necesitada, cosa por lo demás muy frecuente? Ocurre que, inconscientemente, esa madre intentará satisfacer sus propias necesidades con ayuda de su hijo. Esto no excluye una entrega afectiva, pero a esta relación explotadora le faltan com­ponentes de vital importancia para el niño, tales como fiabilidad, continuidad y constancia, y le falta sobre todo ese espacio donde el niño podría vivir sus propios sentimientos y sensaciones. De­sarrollará, por tanto, algo que la madre necesita y que, si bien entonces le salva la vida (el amor de la madre o del padre), suele impedirle ser él mismo durante toda su vida. En este caso, las ne­cesidades naturales propias de la edad del niño no pueden ser integradas, sino que son escindidas o reprimidas. Esta persona vivirá más tarde, sin saberlo, en su pasado.”

    Así lo expresa Alice Miller, un referente en el trauma infantil y sus efectos en los adultos.

    Se puede intuir que en la familia narcisista habrá muchas carencias de todo tipo, que son las que causarán las dificultades de adultos, si no hacemos algo para recuperarnos.

  • El estrés postraumático: cómo empezar a superarlo

    El estrés postraumático: cómo empezar a superarlo

    Todo lo anterior puede causar un cierto desánimo, porque la lista de dificultades y problemas que hemos de enfrentar cuando tenemos estrés postraumático es muy larga. Además, el proceso de mejorar y cambiar nuestra vida llevará tiempo, puesto que el problema también ha tenido lugar durante décadas. No se puede correr en este proceso, ya que eso impediría que funcione.

    En mi caso, llevo años intentando aplicar todo lo que me parece positivo a mi mejoría, y sé que no he terminado, y que me falta mucho por recorrer. Pero… ¿qué otra cosa mejor tengo que hacer? A mí no se me ocurre ninguna.

    El tabú de la familia

    Recientemente en España y otros países están saliendo a la luz los casos de abusos sexuales a niños por parte de miembros de instituciones de todo tipo.

    Efecto dominó

    Se produce el conocido efecto dominó, ya que de un caso denunciado empiezan a salir muchos más. Y suelen ser casos de personas que han callado estos hechos durante décadas, y un día se deciden a explicarse y a tomar las medidas pertinentes, si aún pueden, porque escuchan otros casos y eso les hace recordar el suceso que vivieron.

    Estamos hablando de abusadores que no son parte de la familia de las víctimas, y aun así éstas entierran el hecho en su memoria durante años, sintiendo vergüenza y culpa como si ellos hubieran sido responsables de su propio abuso.

    Abuso en la familia

    Ahora imaginemos que los abusos del tipo que sea, no necesariamente sexuales, se producen en la familia. Las víctimas callarán mucho más y lo enterrarán mucho más en su memoria y lo negarán o minimizarán, a veces durante toda su vida. La culpa y la vergüenza suelen ser mayores cuando el daño es provocado por los que supuestamente nos deben cuidar y querer más que nadie. Es muy difícil alzar la voz contra esta situación, y la sociedad tiende a censurarlo, puesto que va contra un tabú social muy importante: la familia.

    El estrés postraumático que enfrentan las víctimas de abuso sexual intrafamiliar es muy intenso y, además, muchas veces pasa inadvertida porque las víctimas niegan lo que les ocurrió para no causar un «terremoto familiar».

    Devolvernos la voz

    La importancia de dar ese primer paso, de admitirse primero a una misma que fue abusada, abandonada y maltratada (no necesariamente hemos de pensar en abuso sexual o agresiones físicas severas) y luego poder decirlo en voz alta, es enorme.

    No es nuestra culpa

    De este modo, y solo de este modo, podrá empezar la culpa a traspasarse de donde no debió estar nunca, en el niño o niña, a los responsables verdaderos. De este modo, la vergüenza podrá también ir hacia sus legítimos dueños, liberando a nuestro niño interior, permitiéndonos empezar a querernos. Aunque parezca increíble, las víctimas de abuso narcisista siempre se culpan a sí mismas. Cuando este sentimiento se hace insoportable, empiezan conductas compulsivas que tratan de apaciguar la ansiedad.

    Conductas disfuncionales para evitar la ansiedad

    Hay cientos de ejemplos de conductas que tratan de combatir el estrés postraumático de forma disfuncional. En mi caso, en la pubertad, incapaz de asumir el abuso psicológico que estaba sufriendo en mi casa, combinaba el alcohol con la autolesión.

    AUTOLESIÓN

    La auto-lesión está estrechamente relacionada con el trauma infantil, como se explica en este artículo.

    A menudo esta conducta aparece en la adolescencia, como única forma de calmar la ansiedad generada por el estrés postraumático. En mi caso, cuando era adolescente mis padres habían decidido separarse por fin, pero lo hicieron de la peor forma posible. Mi padre nos dejó a mi hermana y a mí con mi madre en plena depresión psicótica de lo más destructiva.Para combatir la ansiedad que me generaba esa situación, me autolesionaba y así daba escape al estrés interno.

    Recordemos que un adolescente está en camino a la madurez del adulto, pero no ha llegado. Por lo tanto, le faltan muchos recursos para combatir el estrés interno. No sólo recursos emocionales y psicológicos, sino económicos y sociales.

    USO DE SUSTANCIAS

    En esa époco de mi vida, la sola idea de entrar en casa cada día me hacía temblar. Cuando le pedí a mi padre que por favor me sacara de allí, me dijo que “¡De eso nada!”, por supuesto,. No contento con eso, me lanzó una invectiva del tipo “¡Qué asco, ya estás llorando otra vez!”. El recurso del alcohol y la autolesión eran mi única salida.

    Este hecho habla por sí solo de la destrucción psicológica que padecía y, sin embargo, es la primera vez, más de veinticinco años después, que lo explico “en voz alta”. Mucha gente piensa que estos acontecimientos desagradables de la vida, una vez que han pasado, están mejor ocultos. Otra idea común es que hay que dejarlos atrás para avanzar. Esta idea no está equivocada del todo, pero se aplica mal.

    Vivir con estrés postraumático y enconrtrar la paz interna es muy difícil

    Los acontecimientos negativos se han de dejar atrás, por supuesto, pero una vez se han procesado adecuadamente, desde el punto de vista emocional.  Este es el punto clave del proceso que se emprende cuando una se hace consciente de que lo que le está ocurriendo no es “normal”.

    También es común pensar que si alguien explica algo como lo acabo de hacer, está siendo vengativo e injusto con unos padres que hicieron lo que pudieron. Este es otro punto clave que hay que desentrañar, quizás el más importante.

    Culpa o responsabilidad en la familia narcisista

    La idea de la lealtad hacia unos padres abusivos o que nos han abandonado emocionalmente es una idea plantada en nosotros por estos mismos padres. Su intención era que no les diéramos problemas, por así decirlo.

    Por tanto, es obligatorio examinar y cuestionar esta idea, y comprobar si es cierta. En mi caso, ¿resulta desleal por mi parte cuestionar a mi padre por dejarme con alguien que estaba destruyéndome psicológicamente (y que podría haberme llevado a la destrucción física)? No olvidemos que lo hacía por su propio egoísmo, para estar más cómodo y no tener que preocuparse. Obviamente no es desleal.

    Otra cosa es que se puedan encontrar explicaciones para su comportamiento, como por ejemplo que los mortales nos equivocamos, y que a veces en situaciones de estrés tomamos decisiones equivocadas.

    Las respuestas a esta afirmación se encuentran en el siguiente post.

  • Porqué una familia narcisista es igual a una secta

    Porqué una familia narcisista es igual a una secta

    El funcionamiento de la familia narcisista tiene muchos paralelismos con el de una organización coercitiva, lo que conocemos como secta, según Steven Hassan . Además de centrarse en el líder narcisista (o pareja de líderes), existe manipulación para coaccionar a los miembros a hacer lo que el líder desea. También existe la mentira como base, y unos dogmas establecidos que no se deben cuestionar. En este post analizaremos en detalle estos puntos.

    Hay paralelismos entre el líder de una secta y el líder de una famlia narcisista.
    En este vídeo, el creador de contenido y psicólogo Daniel Mackler establece la comparación entre familias disfuncionales y sectas.

    El líder (o líderes)

    A la cabeza de una familia narcisista hay, lógicamente, una persona con trastorno narcisista de la personalidad, o bien con altos rasgos de narcisismo. Aunque en muchas ocasiones haya dos líderes al cargo, es decir, dos personas narcisistas, o una narcisista y una borderline, u otras combinaciones, siempre hay uno de ellos que es el líder supremo, o el que manda realmente.

    Y ¿cual es la diferencia entre ser unos padres de familia normales, que deciden sobre las cosas, y un líder narcisista?

    Tengamos esto en cuenta: no estamos hablando de cuando hay que educar, guiar y proteger a un niño o niña pequeños. También ahí, obviamente, el estilo narcisista tendrá mucho impacto, ya que habrá más maltrato, físico o psicológico; abandono emocional y un autoritarismo fuera de control.

    AUTORITARISMO EXACERBADO

    Pero la característica de líder sectario se hará patente en su totalidad cuando los miembros de la familia ya sean adolescentes o jóvenes adultos (y el resto de sus vidas): sólo se hará o no hará lo que el líder decida.

    Imaginemos un líder de una secta absurda y destructiva, como por desgracia hay muchas, y hagamos el paralelismo. Habrá normas estrictas y con frecuencia absurdas sobre qué se puede hacer en todos los aspectos de la vida: comida, horarios, apariencia, ideología, relaciones afectivas y de amistad; estudios, profesión.

    Lo más importante: no se cuestiona lo que el líder dice, simplemente se ejecuta tal cual. Quizás estéis tan acostumbrados a esto vosotros mismos que no le veis lo raro. Pero, recordemos un momento… estamos hablando de adultos. ¿Cómo es eso de que a un adulto no se le cuestiona?

    Los adultos cuestionan   

    Los adultos podemos (y debemos) hablar de cualquier conducta de otra persona hacia nosotros que no nos haga sentir bien, estableciendo una comunicación sana y asertiva. ¡Ja! Una vez hice esperar a mi padre unos segundos en su coche porque me había traído unas llaves que me había olvidado y yo no calculé el tiempo correctamente en cuestión de segundos. Por ese hecho se puso a gritarme delante de la gente como un energúmeno. Los dos teníamos edad suficiente, él para no ser un déspota maleducado y yo para mandarle muy lejos.

    Pues bien, al ser cuestionado por su conducta, no entendía cómo se le estaba pidendo a él, líder supremo, que diera cuenta de algo que hubiera hecho (muy) mal. Y es que al líder de la secta narcisista, jamás se le puede decir que puede hacer las cosas de otra manera.

    No se cuestiona al líder.

    La verdad está ahí fuera, porque dentro de la secta, NO

    Por muchos años que pasen, la capacidad de construir mentiras constante de los narcisistas con los que crecí me asombra. Y esa es otra característica que podemos ver en sectas y en familias narcisistas por igual. En este tipo de organizaciones, la verdad y la realidad no importan en absoluto.

    Que la verdad no te estropee la manipulación   

    Lo que importa es lo que los líderes quieren que sea el relato que se maneje. Y en la mayoría de ocasiones, ese relato no tendrá nada que ver con la verdad. El efecto de esto es enormemente perjudicial en los niños y adolescentes que tengan la mala suerte de crecer en una familia (u organización coercitiva) de este tipo.

    Si fueran como Pinocho, los narcisistas siempre tendrían la nariz muy larga.

    LO QUE DICE EL LÍDER ES DOGMA

    En una secta de tipo religioso les cuentan a sus miembros cualquier estupidez sin sentido sobre

    el origen del mundo o

    el porqué de la secta o

    cómo sólo ellos se salvarán del fuego eterno,

    el mundo fuera de la secta es malvado

    mientras que lo que se vive dentro de la secta es con frecuencia abusivo y terrible.

    Y una se pregunta: ¿Cómo se creen esas absurdeces?

    De la misma manera, en una familia narcisista se niegan hechos que son fácilmente comprobables, se sustituyen por otros falsos, se inventan razones absurdas para ciertos comportamientos o, directamente, se fuerza a los miembros a mentir.

    Vivir obligada a mentir    

    Para muestra, un botón: mi padre, líder de la secta narcisista familiar, y hombre poco valiente, nos forzó a mí y a mis hermanos a mentir sobre la existencia de su pareja una vez se separó de la otra líder, mi madre, porque temía su reacción agresiva. Durante más de veinte años, tuvimos que hacer ver que su pareja no existía y responder con mentiras a los interrogatorios de mi madre.

    El control y la coacción son lo principal

    Resumiendo mucho, la personalidad narcisista que, casi siempre, se encuentra al frente de sectas destructivas y de muchas familias, se basa en el control. El control da poder, y a eso es adicta una persona con altos rasgos narcisistas. Intentar escapar a ese control será el mayor pecado que se puede cometer en tales organizaciones, y se intentará evitar al precio que sea.

    La familia narcisista se basa en el control.

    Ese control se ejerce de forma radical en sectas (supuestamente) religiosas donde se dice a los miembros con qué se pueden vestir, qué pueden y no pueden comer, qué pueden celebrar, con quién pueden y no pueden tener relaciones sexuales, qué trabajos pueden y no pueden hacer, qué número de hijos pueden tener, qué colores y peinados pueden llevar, con quién pueden relacionarse, dónde deben vivir, cuánto dinero deben ganar, cuánto (y esto es más importante) deben entregar a la secta…

    En fin, la lista se puede extender hasta límites y detalles absurdos y que nos dejan muy sorprendidos a los que no pertenecemos a ella.

    CREENCIAS IMPUESTAS  

    Pero, ¿y en las familias narcisistas?

    Pues en las familias narcisistas donde haya un líder o cabeza de familia con creencias de algún tipo, esas creencias serán impuestas a los miembros de la misma forma que en una organización coercitiva.

    Son muchos los ejemplos que todos conocemos de padres o madres de familia que obligan a sus hijos adolescentes o jóvenes adultos a vestirse de una forma, a practicar una religión aunque no lo deseen, a casarse o relacionarse sólo con tales o tales personas (de alguna etnia, de algún grupo religioso, de alguna edad, de algún estatus económico…) interfiriendo en asuntos que un adulto gestiona por sí mismo y en los que nadie tiene derecho a intervenir.

    Sin embargo, esto se acepta como «normal», o como «familia tradicional» o «conservadora». Y lo que es, es una familia narcisista de corte similar a una organización coercitiva.

    Al fin y al cabo, una familia narcisista, igual que una secta destructiva, es un sistema enfermo, disfuncional. Cuando creces ahí, y empiezas a cuestionarte cómo funciona ese sistema y a ver sus lados oscuros, frecuentemente piensas: «Soy yo, que estoy mal; soy yo que soy defectuoso/a.»

    Porque si todo el sistema te dice que el raro eres tú, por estar cuestionando, acabas creyéndolo. En realidad, lo único que pasa es que no te adaptas a un sistema enfermo, porque el sano o sana, eres TÚ.

    En este otro post analizamos más en detalle los efectos de crecer en la secta narcisista.

  • Patrones de codependencia

    Patrones de codependencia

    En cierto sentido, la codependencia parecería la cara B o complementaria del narcisismo. Así, en muchas familias disfuncionales con narcisistas en el centro se puede ver una personalidad alrededor de la cual el mundo debe girar, el o la narcisista, y otra persona que orbita alrededor de ésta. Cuando digo orbita quiero decir que está ahí para satisfacer todas las necesidades de esa persona narcisista, aunque sea su madre o padre. También está ahí para complacerle, para darle ese sentido de grandiosidad y perfección; para amplificar su importancia reduciendo la propia.

    ¿Cómo podemos reconocer los patrones que definen a una persona con rasgos codependientes?

    Vamos a verlo a contiuación.

    La negación

    El mecanismo de defensa identificado por Freud es sin duda muy poderoso. En mayor o menor medida, cualquier persona que crece en un hogar disfuncional, sea o no sea de tipo específicamente narcisista, niega lo que le ha ocurrido. Niega haber sufrido maltrato, abandono, negligencia y otro tipo de abusos.

    La negación de nuestras emociones e identidad contribuye a tener una baja autoestima.

    La codependencia nos hace negar las emociones

    También es habitual negar las emociones propias, e incluso no poder reconocerlas. Con frecuencia, los hijos de familias narcisistas no saben qué es lo que sienten. No lo pueden nombrar, no lo saben identificar y viven de espaldas a sus emociones.

    Esto es así porque en el hogar disfuncional en el que crecimos se nos prohibió sentir, y aún más se nos impidió expresarlo. Negar nuestras emociones fue el principal mecanismo de supervivencia en ese entorno hostil, y se queda instalada para la vida adulta.

    La complacencia

    La otra gran característica de la codependencia es, sin duda, la necesidad de aceptacíon y aprobación de los demás que pasa por encima de todo: los propios valores, las propias necesidades, los propios gustos e intereses.

    La codependencia en la amistad

    Es decir, si tienes una amiga y eres codependiente, vives orientada a lo que ella necesita y quiere, a escuchar todo lo que te cuenta sin que haya una mínima reciprocidad y a prever y satisfacer sus necesidades. Y ¿todo para qué?

    Para que te considere una buena amiga, la mejor y más fiel amiga. Para que no deje la amistad, para que no te abandone y no te deje sola. Se ve rápidamente que no hay autenticidad en esta forma de enfocar la relación de amistad, sino que hay un propósito claro que nada tiene que ver con, simplemente, estimar o querer a tu amiga.

    El control

    La codependencia nos convierte en manipuladores.

    Control y complacencia pueden parecer contradictorios y, sin embargo, son muy característicos y conviven dentro de cada persona codependiente. El control se muestra en la idea de ir «salvando» o «arreglando» a la gente sin que nos hayan pedido ayuda. Parece que, en la mente de la persona con codependencia, los demás no saben llevar su propia vida y necesitan sus consejos o acciones. Además, no permiten que la gente cometa sus propios errores, responda ante sus acciones y se haga cargo de su vida.

    La baja autoestima

    En el centro de la codependencia y de los efectos del narcisismo en la infancia se encuentra la baja autoestima. Con frecuencia, la persona no se considera digna de ser querida y por eso depende de la aprobación de los demás para subsistir. Además, no se atreve a tomar sus propias decisiones y depende de que otras personas las consideren válidas.

    La vergüenza suele acompañarnos cuando crecimos en un hogar disfuncional narcisista, porque, en el fondo, sentimos que no somos dignos de amor. Cualquier crítica nos parece una amenaza, incluso cuando es constructiva. Y es que, si no podemos querernos a nosotros mismos, porque no nos enseñaron a hacerlo, difícilmente podremos querer a alguien más y tener relaciones sanas.

    La evitación

    En relación con el punto anterior, dado que la persona codependiente siente vergüenza porque se considera indigna de ser amada, y además sufre de un miedo al abandono importante, a menudo evitará las relaciones íntimas con otras personas.

    La codependencia puede llevar a la anorexia emocional

    ¿Quiere eso decir que no tiene jamás una relación de pareja o una amistad íntima?

    No necesariamente, aunque en muchas ocasiones sí que se produce una «anorexia emocional» en la cual se evitan directamente las relaciones afectivas por miedo. La evitación se produce, también, teniendo una relación de pareja, pero comportándose de manera que la otra persona se aleje, o no se sienta segura.

    De esta forma, la persona codependiente mantiene las distancias, emocioalmente hablando. Todo esto se produce a nivel inconsciente, por supuesto. La comunicación propia de la codependencia suele ser pasivo-agresiva, es decir, se basa en indirectas y en evitar plantear los conflictos pero haciendo llegar la opinión de una forma que resulta mucho más molesta para el otro.

    Estos son sólo algunas características de la codependencia, producto de haber sufirido durante años los efectos de la familia narcisista. Exploraremos más en detalle la codependencia en siguientes posts.

    Para profundizar en este tema, es casi obligado citar un libro de la autora que más ha divulgado la codependencia y cómo combatirla: Melody Beattie.

  • La codependencia

    La codependencia

    Como muchos términos relacionados con la psicología de las adicciones y los trastornos de personalidad, la palabra «codependencia» se ha puesto de moda, y se oye a todas horas, pero no siempre de la forma correcta. La “codependencia” se puede traducir como “la necesidad de agradar al otro por encima de las propias necesidades, conveniencia y bienestar emocional”. Suele desarrollarse cuando se vive en un entorno familiar manejado por uno o varios narcisistas.

    Esto tiene lógica, puesto que el estilo parental narcisista dirige este mensaje a los hijos: “tus necesidades no importan, lo importante son las mías”. De hecho, para el narcisista, el niño o niña es una extensión de sí mismo, más que una persona diferenciada. Por eso, el niño aprende a anularse a sí mismo para sintonizarse con las emociones y necesidades de su cuidador, ya que de ello depende su vida.

    No tiene muchas alternativas,. De hecho, no tiene ninguna cuando está en los primeros años de su vida. La tragedia es que, cuando es adulto y sí que tiene diversas opciones, porque ya no necesita el cuidado de sus padres para sobrevivir, sigue pensando, sintiendo y actuando exactamente igual.

    De niños no tenemos alternativa: estamos atados a nuestros padres o cuidadores.

    NO ES NUESTRA PERSONALIDAD

    Las consecuencias de este hecho son trascendentales, y muchas veces llegan a confundirse con nuestra propia personalidad, puesto que están fuertemente arraigadas en nosotros. Pero no lo son.

    Se trata de una programación profundamente arraigada en nuestra mente, para que nos orientemos a los deseos y estados de ánimo ajenos, especialmente de personas con trastorno narcisista o similares.

    Programados para complacer

    Esto es uno de los conceptos más difíciles de entender en la codependencia: eso que hemos identificado como “nosotros mismos”, lo que somos, no es exactamente lo que somos, sino lo que fuimos programados para ser. Por desgracia, ese programa está defectuoso, está averiado, es autodestructivo.

    Por tanto, nuestras necesidades y emociones siempre quedarán en segundo plano. Esto, a su vez, nos hará presas favoritas, (durante toda la vida si no ponemos remedio), de aquellas personas que busquen alguien para utilizar y explotar. Y creedme, estos individuos nos detectarán con facilidad. Lo digo por mi propia experiencia.

    COMPLACER PARA NO SER ABANDONADOS

    La codependencia o el ser un “complacedor de los demás” puede traer múltiples problemas a nuestras vidas. Uno de los más frecuentes es el de iniciar y mantener relaciones con personas tóxicas, que pueden llegar a ser violentas, destructivas y muy perjudiciales.

    Otro problema común es el que vemos en muchos adultos en familias narcisistas: no inician nada propio para no disgustar a su familia de origen en sus planteamientos disfuncionales. Un ejemplo de esto sería lo que se conoce como «hija bastón» o la «tía solterona» de toda la vida. Sería aquella persona, habitualmente mujer, que renuncia a su propia vida para cuidar a las personas mayores de la familia.  

    Perder la identidad

    La codependencia está estrechamente relacionada con el siguiente problema o dificultad de los hijos de narcisistas, quizás el más esencial de todos.

    “Mira hacia dentro de ti, busca qué quieres tú”, le dije un día a una amiga con un entorno familiar parecido al mío, en una rara ocasión en que se abrió a hablar de sí misma y sus problemas. “No puedo mirar hacia dentro de mí, veo un vacío que me espanta”, me contestó.

    No sé quién soy

    En esas palabras podemos encontrar el núcleo principal de lo que padecen los hijos de narcisistas, y de ahí derivan todo el resto de dificultades en su vida: el yo inexistente. Sin duda, una sensación terrible. No es de extrañar que nos suceda, puesto que de niños se fomenta en nosotros eso: no hemos de sentir ni desear ni necesitar nada propio, sino volcarnos en lo que sienten y desean y necesitan nuestros padres.

    Eso es justo lo contrario de lo que debería ser el objetivo de cualquier paternidad. En lugar de fomentar el crecimiento y la autonomía del “yo” o identidad propia del niño con refuerzos positivos, afecto, atención y respuesta a sus necesidades, se produce simplemente todo lo contrario.

    LA CODEPENDENCIA NOS CONDICIONA A ESCONDERNOS

    El entorno familiar narcisista y disfuncional actuó condicionándonos de este modo: si escondíamos nuestras NECESIDADES, DESEOS, EMOCIONES Y OPINIONES, nos premiaba. Cuando mostrábamos algunas de estas áreas de forma natural, con nuestras posibilidades infantiles, nos castigaban.

    De este modo, aprendimos rápido y de forma muy consolidada, que era mejor escondernos, no mostrar nuestro verdadero ser, orientarnos hacia el exterior y hacia los demás.

    No es sorprendente que no tengamos idea de quiénes somos en nuestro verdadero interior, ni qué queremos, ni qué pensamos. El yo que nos construimos es “falso”, ya que está orientado únicamente hacia el exterior, hacia lo que los demás quieran, piensen u opinen de nosotros.

    No saber quién eres  

    Así, puede ocurrir que nos encontremos con más de cuarenta años sin saber quiénes somos exactamente, qué queremos o qué nos gusta. Esto produce la gran sensación de vacío que describió mi amiga y también mucho miedo.

    Se puede comparar ese miedo con estar mirando un abismo al que has de saltar, con un paracaídas que no conoces. Por eso, enfrentar el vacío de identidad es una de las tareas más difíciles. Sin embargo, vale la pena, ya que nos permitirá vivir una vida más plena, más conectada con nosotros mismos, con nuestro verdadero yo. Y a eso hemos venido, a vivir nuestra vida.

    En el siguiente post exploraremos con más detalle cuáles son los patrones de la codependencia.

    Para acabar, dejo por aquí un vídeo sobre codependencia de una creadora de contenido en Youtube cuyos vídeos son útiles y prácticos. La mala noticia es que está en inglés, pero están los subtítulos.

    Vídeo de Crappy childhood fairy sobre codependencia.
  • El Estrés Postraumático complejo (2)

    El Estrés Postraumático complejo (2)

    Parte II

    Las consecuencias del estrés postraumático complejo, como hemos visto, inciden en todos los aspectos de la vida del adulto que ha vivido y crecido en una familia disfuncional, de tipo narcisista especialmente. El ámbito de las relaciones en general será el más afectado, pero puede afectar al desarrollo profesional, al ámbito financiero, a la realización personal y a las relaciones sexuales.

    El estrés postraumático complejo afecta, entre otras áreas, a las relaciones personales.

    Otros efectos de la familia narcisista

    DIFICULTAD PARA RELACIONARSE

    Este es uno de los puntos más importantes del síndrome de estrés postraumático complejo, y se manifiesta en una multiplicidad de variantes. Las personas que lo padecen tienen miedo de cualquier relación íntima con otra persona, como secuela lógica de un pasado en el cual se han sentido indefensos, agredidos y abandonados.

    Además de evitar las relaciones íntimas, existen otras maneras de manifestar la dificultad de relación. Una de las más comunes es la de buscar inconscientemente el mismo tipo de relación patológica que se ha experimentado con los propios padres. Esto se hace para que “salga bien esta vez”, en un intento de corregir el pasado doloroso. Naturalmente, esto es imposible y genera más dolor y más ansiedad, lo que reducirá aún más la autoestima. Este círculo se conoce, en psicoanálisis, como la compulsión de repetición.

    ANSIEDAD

    ;¿Por qué un niño vive en estado de hipervigilancia y ansiedad? Pues porque pasa por situaciones estresantes de forma continuada y debe estar siempre alerta para soportarlas. En el caso de tener padres narcisistas o con trastorno de personalidad, la criatura ha de estar siempre pendiente de sus estados de ánimo para no enfadarles, y esto le provoca un constante estado de ansiedad.

    Los niños con padres narcisistas son emocionalmente abandonados.

    Los adultos con hipervigilancia creen que su estado es “normal”, y que todo el mundo vive así, constantemente vigilando que todo esté bien, pero se equivocan. De hecho, ese estado crea diversos problemas de somatización. Es decir, la tensión psíquica constante se traduce en dolencias corporales varias: bruxismo, dolores de cabeza, dolencias estomacales, insomnio, y un largo etcétera.

    En algunos casos, estos problemas físicos y psíquicos se traducen en depresión. La constante ansiedad, la concepción negativa de uno misma, más la sensación de no tener escapatoria llevan a un estado de ánimo deprimido.

    FOBIA SOCIAL

    Las dos palabras ya dan una idea de lo que se trata: fobia o miedo/aversión a las situaciones sociales. Esto puedo llegar a ser un trastorno de la personalidad evitativa, ya que tiene diversos grados y en cada persona se puede manifestar de diferente manera. Casi siempre implica incomodidad o sentimiento de ineptitud en situaciones sociales como fiestas, o reuniones con personas que no se conocen.

    Miedo a hablar en público

    También se puede traducir en miedo a hablar en público, aunque sea ante un público reducido. Si en el trabajo hay que hacer alguna presentación en una reunión, por ejemplo, puede suponer una pesadilla para quien padece fobia social, y puede suponer perder el trabajo antes que enfrentarse a esa situación

    Por otro lado, mucha gente que padece fobia social vive ese aislamiento incapacitante. Si se visita un foro en el cual se trate este tema (en español existe, por ejemplo, este se puede comprobar cuanta tristeza y desesperación causa esta incapacidad

    Autosabotaje

    El autosabotaje parece ser uno de los problemas más arraigados y difíciles de combatir en las personas que han crecido en entornos disfuncionales, por lo enterrado en el subconsciente que está, y por los años que lleva instalado en nuestros cerebros. Se trata de uno de los efectos más nocivos del estrés postraumático complejo.

    Al escribir este post, me doy a mí misma varios ejemplos de autosabotaje, ya que encuentro mil razones para aplazar la escritura. Hago viajes a la nevera, tareas del hogar que “de repente” me impongo, u otras obligaciones que me invento,. También existen distracciones tontas y un largo etcétera.

    UNA TENDENCIA INDETECTABLE

    Este mecanismo sirve para abandonar o aplazar eternamente multitud de tareas o proyectos que me he propuesto. Desde hacer viajes que fui aplazando con varias justificaciones. hasta ofertas de trabajo que rechacé con otras explicaciones que me daba a mí misma.

    Cuando lo hacía, no era consciente en absoluto, y para cada caso me fabricaba una justificación. Por ejemplo, rechacé un trabajo una vez pasé por todas las pruebas para hacerlo. Ya ni recuerdo qué me conseguí decir, porque realmente no hay nada lógico que sustente esa decisión.

    Por eso es tan difícil luchar contra esta tendencia, porque lo primero que cuesta es hacerse consciente de ella. Y una vez nos hacemos conscientes, lo siguiente cuesta muchísimo más, ya que consiste en combatirla.

    El perfeccionismo enfermizo es otra manifestación del estrés postraumático complejo.

    PERFECCIONISMO

    Si hubiera que aspirar a la perfección propia de los dioses, nadie haría nada, puesto que sería imposible. Pero los supervivientes de hogares narcisistas han incorporado con mucha frecuencia un perfeccionismo enfermizo, que les impide realizar una tarea si no creen que la vayan a ejecutar perfectamente. Este es sólo otro efecto del estrés postraumático complejo.

    Ese perfeccionismo nace de la voz hipercrítica consigo mismos que incorporaron en su infancia: la voz de unas figuras paternas que solo admitían la perfección, condenando así al niño a la búsqueda de un imposible. La autoexigencia llevada a esos límites trae consigo lo que se conoce como “Síndrome del impostor”. Consiste en pensar que uno no es apto para realizar la tarea que está llevando a cabo. Por ejemplo, si se trata del trabajo que está desempeñando y por el que cobra, cree que más pronto o más tarde, todo el entorno se va a dar cuenta de su ineptitud.

    SÍNDROME DEL IMPOSTOR

    Este síndrome constituye justo el contrario de la confianza en uno mismo. Cuando cualquier persona va a enfrentar una tarea nueva, no sabe si la va a poder llevar a cabo correctamente, pero confía en sus capacidades para aprender y en sus propios recursos, y se lanza a ello.

    La persona superviviente del narcisismo piensa al contrario: está segura de que no podrá realizar la tarea correctamente. No confía en sus propios recursos y capacidades, y solo está esperando el día en que los demás vean que es incapaz de hacerlo bien y la expongan.

    Es obvio que así es muy difícil de iniciar nuevos desafíos, por lo que las personas que padecen este síndrome intentan evitar probar cosas nuevas. De hecho, evitan a toda costa hacer cambios en sus vidas o adoptar riesgos.

    La siguiente característica del estrés postraumático complejo es la codependencia, y se trata en el siguiente post.

  • El trastorno de estrés postraumático y sus consecuencias

    El trastorno de estrés postraumático y sus consecuencias

    El trastorno narcisista de personalidad (y también el límite e histriónico, con los que comparte rasgos) tiene efectos negativos en cualquier relación que las personas que lo tienen establezcan. Estos efectos se agrupan en un síndrome o trastorno llamado estrés postraumático complejo.

    El apartado de las relaciones de pareja con alguien de altos rasgos narcisistas merece un manual entero, porque pueden ser un verdadero infierno y dejan a los que logran “escapar” de ellas muy afectados.

    Pero nos estamos centrando en el estilo parental narcisista, y en las consecuencias que tiene en los hijos, que perduran en la edad adulta, De hecho, si la persona no se hace consciente e intenta cambiarlo, durarán hasta el final de su vida.

    El trastorno de estrés postraumático complejo

    Parte I

    Las personas que sufren de estrés postraumático complejo se sienten como alguien que ha de nadar en el mar durante la tormenta.

    El Síndrome de Estrés Post-Traumático Complejo es “un daño de estrés psicológico que resulta de un trauma permanente o repetido sobre el cual la víctima tiene poco o ningún control, y en el que no hay ninguna esperanza de escape real, o percibida. Esta acumulación de situaciones traumáticas distingue el SEPTC del mejor conocido Trastorno de Estrés Post Traumático (TEPT) en el que el trauma implica típicamente un solo evento o varios eventos de duración limitada (por ejemplo, ser testigos de una tragedia, ser víctima de un acto violento, exposición al combate militar a corto plazo).”[1]


    [1] http://www.outofthestorm.website/cptsd-description/

    ¿Qué significa esto, en términos más comprensibles? Quiere decir que, en el caso del Síndrome de Estrés Post-traumático Complejo, la persona que lo sufre no se enfrenta a un único acontecimiento traumático, como un atentado o una guerra.

    Más bien, se trata de que las víctimas han vivido durante mucho tiempo en situaciones estresantes. Es decir, han experimentado situaciones familiares en que eran atacados o emocionalmente abandonados, y esto les causaba un estrés continuo. Además, como niños, sentían que no había manera de escapar de esa realidad. Y en muchos casos así es, no olvidemos que los niños no tienen opciones para escapar de su familia.

    También pueden ver posibilidades, pero el entorno las niega. Puedo poner mi propio ejemplo: cuando era preadolescente y mis padres se separaron, le pedí a mi padre que no nos dejara con mi madre, ya que estaba pasando por una depresión psicótica que hacía la vida a su lado terrible. Para mi desolación, me dijo que no podía ser, y allí me quedé, sintiendo que no había escapatoria. Y era cierto.

    La sensación de no poder escapar es característica de una persona afectada de estrés postraumático complejo.

    El estrés continuado causa unos efectos similares a los de los veteranos de guerra, pero al tener lugar durante mucho tiempo, están mucho más arraigados en la psique y son más difíciles de tratar.

    En esta entrada de diario de una hija de familia narcisista podéis ver cómo se sienten esos efectos.

    Algunos de esos efectos son:

    • FLASHBACKS EMOCIONALES: este es un concepto acuñado por el psicólogo especializado en los efectos del trauma Pete Walker. En el caso del trastorno de estrés postraumático simple, estos flashbacks suelen ser visuales, como vemos en las  películas o series. El veterano de guerra ve en su mente una situación vivida de repente, sin desearlo, y esto le causa una gran ansiedad.
    • En el caso del estrés postraumático complejo, en cambio, se trata más bien de SENTIRSE como en las situaciones de estrés del pasado, sin saber por qué. Es decir, la persona afectada no tiene imágenes en su mente de la situación, sólo se siente como entonces. Esto lo complica mucho. Por eso, hasta que leí sobre este término y empecé a autoanalizarme no entendía realmente qué me ocurría cuando me invadía la ansiedad, sin venir a cuento.  
    • SENTIDO DE AMENAZA CONSTANTE: esta característica se relaciona con un estado que se conoce como hipervigilancia, y que hace que las personas no se puedan relajar nunca interiormente. Por el contrario, están siempre revisando en su cabeza que todo esté bien, y temiendo que no lo esté.
    • EVITACIÓN: esta es una característica muy arraigada y difícil de vencer de este síndrome. Se trata de un miedo a lo desconocido, y a lo incontrolable, que nos convierte en grandes evitadores. Se evitan (sin ser consciente) las relaciones íntimas, las relaciones de amistad, la búsqueda de un trabajo deseado, los estudios, en fin: cualquier área en la que realizarse como persona.
    • BAJA AUTOESTIMA: otra dificultad esencial que padecen las personas con una infancia traumática. En el núcleo del resto de problemas está el concepto negativo de sí mismos que tienen los hijos de narcisistas y otros trastornos similares. Hablando de esto una vez, alguien que había crecido en un entorno similar al mío me comentó: “No sé por qué, pero sé que soy defectuosa y no hay nada que pueda hacer para cambiarlo”. Es el sentir de muchos que hemos sido criados en una familia disfuncional, pero no es cierto.
    • AUTOCONCEPTO NEGATIVO: Obviamente, existe una razón para este auto-concepto tan negativo, aunque sea una razón dolorosa, y difícil de asumir. Deriva de las condiciones traumáticas de la infancia. Y también de los mensajes negativos que recibieron de sus cuidadores. Frases y expresiones como: “¡Eres una inútil!”, “¿Cómo puedes ser tan torpe?”, “¿No puedes hacer nada bien?”. Exigencias de perfección imposibles de cumplir, insultos o tratos vejatorios peores impiden que un niño construya una autoestima fuerte.
    • DISOCIACIÓN : este problema deriva del anterior o está conectado con el anterior. Si las emociones durante los primeros años de la vida del niño son demasiado negativas e intensas para poder asumirlas, el niño adopta una estrategia de defensa que le funciona en ese momento. Bloquea las emociones mediante un mecanismo llamado disociación. El bloqueo provocado por la disociación puede durar años. De hecho, si no se hace uno consciente puede estar presente de por vida. En la infancia, cuando lo que sentimos es imposible de soportar, es útil bloquear esa emoción, pues podría ser fatal para nosotros. Ya de mayores, con una psique madura, podemos asumir las emociones y las necesitamos para vivir plenamente.

    En el siguiente post seguiremos explicando las características del estrés post-traumático complejo, y como se traducen en la vida adulta.

  • La familia narcisista y sus roles

    La familia narcisista y sus roles

    En una familia narcisista, la relación sana entre hermanos y padres no existe. Del mismo modo, los hermanos entre sí difícilmente podrán llevarse bien, ya que sus modelos y su crianza sólo habrán favorecido la rivalidad malsana, los celos, la envidia, la comunicación manipuladora y, en casos extremos, el odio.

    En la familia narcisista los hijos juegan distintos papeles rígidos.

    Chico/a de oro versus chivo expiatorio

    • El «golden child» o niño/a de oro

    En la familia narcisista, los padres establecen y expresan diferencias entre sus hijos, y suelen tener uno al que consideran como su “sucesor” (en inglés se conoce a esta figura como el Golden Child, “niño de oro”), y a otro como aquel que lo hace todo mal y causa todos los problemas. Por tanto, el que será objeto también de constantes reproches, críticas y estallidos de ira.

    • El chivo expiatorio

    Este es conocido en inglés como “Scapegoat”, literalmente chivo expiatorio. No hace falta resaltar el enorme malestar y sentimiento de inferioridad que esto genera en los niños. El designado como chivo expiatorio tiene una vida muy difícil, porque nunca, y hay que repetir esto con insistencia, nunca podrá acertar: todo lo que haga estará mal a ojos del narcisista.

    El rol del chivo expiatorio es el más difícil en la familia narcisista.

    Estos roles pueden cambiar según las circunstancias, pero en general siempre habrá uno que tenga que ser tratado con más dureza y sobre todo que cargue con las culpas de todo, mientras que otro siempre será disculpado y favorecido en todos los ámbitos.

    En la familia narcisista no hay trato justo

    Especialmente en el ámbito de la economía y de las ayudas: lo mismo que se le niega al chivo expiatorio se concede sin problema e incluso se ofrece al favorito: estudios, viajes, dinero en efectivo, coches, ayudas mensuales… todo es poco para él o ella, mientras que al chivo expiatorio se le puede negar hasta cierta comida, porque resulta cara.

    Recuerdo que en mi casa cuando éramos pequeños, mi hermano comía una comida diferente a las chicas, que comíamos algo más barato.

    El niño perdido

    ¿Y cuándo son tres? ( o más) Pues aparece un tercer rol que es el del niño o niña perdido/a. Como su nombre indica, es esa criatura a la que no hacen caso. No se le presta atención, ni positiva ni negativa, y con frecuencia desarrolla el papel de bufón, o de cuidador/psicólogo, o de ambas.

    Su lucha es por encontrar su propia voz, y por conseguir despertar el interés de alguien en la familia, normalmente sin éxito.

    Como se puede adivinar, cada uno de estos roles es disfuncional y dificil de llevar, pero hay uno que es más fácil que los otros, claramente: el o la chica de oro. Al menos, el hijo que está en ese posición no siente que su vida sea difícil durante la infancia en la familia narcisista.

    Los otros dos, por su parte, tendrán que luchar ya desde bien pequeños contra mucha adversidad y sufirimiento psicológico. Y, además, la diferencia con el chico o chica de oro aumentará su mala experiencia. Años más tarde, cuando todos los hijos ya son adultos, la manera en que ven a los padres y recuerdan la infancia no tendrá nada que ver una con otra, aún habiendo compartido la misma casa y las mismas supuestas normas de convivencia.

    Reglas disfuncionales en la familia narcisista

    Las leyes de la familia narcisista son disfuncionales.

    ¿Qué conductas se promueven en una familia que gira en torno a uno o más narcisistas?

    •  No hablar de lo que se siente
    •  No expresar lo que se necesita (salvo si eres el o la chico/a de oro)
    •  No disentir ni cuestionar las directrices
    •  Ser “fuerte” y no dar problemas (de nuevo, el o la chico/a de oro puede hablar de sus problemas)
    •  No confiar en nada ni en nadie
    •  Ignorar los problemas, aunque sean tan evidentes como que hay un miembro de la familia tan alcohólico que se cae inconsciente sobre la mesa del comedor
    •  Nunca hablar directamente las cosas con la persona afectada, utilizar siempre un tercero con el que se habla en secreto (triangulación)
    •  No llorar ni expresar emociones intensas: solo los narcisistas pueden enfadarse desmesuradamente

    Veremos más efectos de la famila narcisista en este post.