La personalidad narcisista

Como vimos en el post anterior, los principales problemas de alguien con personalidad narcisista (definición del manual de trastornos mentales) son de relación con los demás, pero lo destacable es que son los demás los que experimentan las dificultades. Básicamente porque las personas con trastorno o con marcados rasgos narcisistas consideran que el resto de personas están ahí para atenderles en todos los sentidos.

La imagen que quiere dar una persona con personalidad narcisista es de poder y superioridad.

¿Qué ocurre entonces cuando los que les rodean expresan sus deseos, o cuando quieren contar algo de sí mismos? Pues, depende de si el o la narcisista quiere algo de esa persona, o está en su fase de “enamoramiento” (aunque no sea una relación amorosa) de esa persona. Entonces parecerá mostrar un gran interés, y emociónm, y habrá respuestas muy positivas. Pero, ¿y si no quiere nada en ese momento de esa otra persona, o si se está ya cansado de esa persona?  

Entonces, la película será muy diferente. Una opción será el claro aburrimiento, casi acompañado de un bostezo. También será posible que muestre claramente su desdén o irritación, puesto que consideran que nada se puede comparar con sus propios deseos o emociones. De hecho, la expresión de sentimientos de los demás les puede parecer un  signo de debilidad, o estupidez. A menudo lo expresarán con la misma falta de empatía.

Emociones reprimidas

Ante esto, repetido una y otra vez, las personas que rodean a personalidades narcisistas aprenden rápido a no expresar lo que sienten o piensan. Los daños causados por esta represión forzosa son grandes en el caso de niños de edades muy tempranas. Cuando sus padres les gritan “¿Y ahora por qué lloras? o “¿Ya estás otra vez lloriqueando?”, los niños aprenden a reprimir el llanto y la emoción. Lo natural, es decir, que el padre o madre escuche y valide las emociones del niño y le enseñe a manejarlas, se transforma en lo contrario. El padre es emocionalmente un niño, y el niño adopta la postura de un adulto que se reprime y moldea para satisfacer al padre.

Cuando las personas con personalidad narcisista pasan por un período de estrés añadido, sufren una agudización de sus comportamientos más inadaptados. Una muerte en la familia, una separación, un despido laboral, son circunstancias muy estresantes para cualquiera, pero en un narcisista hacen aflorar sus comportamientos más patológicos.

Si tomamos como ejemplo la falta de empatía, veremos como en una de estas situaciones el narcisista no podrá entender lo sentimientos de los demás. No podrá ser consciente de ellos siquiera. Lo más probable es que aprovechen la ocasión para centrar la atención en ellos mismos. En el mejor de los casos, esta persona no estará interesada en ayudar o apoyar a los demás, y en el peor escenario, podrán aprovechar para causar más estrés y dolor en los demás.

Cualquiera que haya pasado por situaciones estresantes en compañía de narcisistas sabe que no puede esperar ningún comportamiento maduro o aceptable.

Las personas narcisistas también mienten de forma habitual, ya que no les importan los medios que tengan que emplear para conseguir lo que desean.

De hecho, una forma habitual de manejar la “verdad” en los narcisistas es lo que se conoce como “hacer luz de gas”. Este término viene de una película de 1940, en la cual el malvado protagonista trata de volver loca a su mujer bajando la luz repentinamente en los candiles y diciéndole, cuando ella lo comenta, que eso no ha ocurrido.

A partir de esta película, cuando alguien intenta negar la realidad a otra persona para hacerle creer que se está volviendo loca, se denomina a esta manipulación “hacer luz de gas”. Y las personas con trastorno narcisista de personalidad utilizan esta técnica a menudo, negando una realidad que la otra persona ha presenciado y vivido.

El gaslighting te hace dudar de ti  

Al final, cuando se hace esto con un niño o niña, éstos piensan que se están volviendo locos, porque no pueden poner en duda a una figura tan importante como la madre o el padre. Recuerdo varias ocasiones en que sufrí esta situación,. Mi madre negaba lo que acababa de ocurrir delante de las narices de las dos, para mi asombro. Lo único que podía hacer entonces era pensar: “Estoy loca, estoy mal. No entiendo lo que me pasa”.

No se puede entender el funcionamiento de una persona con personalidad narcisista sin mencionar la envidia. Todos los humanos sentimos alguna vez envidia, y muchas veces se trata de disimular este sentimiento llamándolo “envidia sana”. La envidia nos retrotrae a la parte más infantil de nuestra psique, esa que desea lo que otro tiene, y se enfada porque no lo puede tener.

También puede servir para algo positivo, como por ejemplo, entender qué deseamos en nuestra vida e intentar ir a por ello. En una medida normal, todos sentimos envidia alguna vez, desde esa parte más inmadura de la personalidad.

El rasgo de envidia en la personalidad narcisista

No obstante, en una persona más o menos sana, el sentimiento pasa rápido porque con nuestro cerebro “adulto” tomamos conciencia de que eso no tiene sentido, y pasamos a alegrarnos por la felicidad o la suerte del otro.

La situación que viven los narcisistas respecto a la envidia no tiene nada que ver con lo que viven el común de los mortales. Ellos sufren de una envidia destructiva, especialmente hacia las personas cercanas. De hecho, la envidia sería la tortura o el castigo que padecen los narcisistas, de forma constante. Dada su inmadurez emocional (se han detenido en una edad emocional de seis años, aproximadamente), no logran vencer el sentimiento de rabia porque los demás tienen algo que ellos no, y eso les provoca unos sentimientos fuertes de ira hacia esa persona.

Nada cura la envidia del narcisista  

No importa cuánto tengan ellos de posesiones materiales, por ejemplo; pueden tener casa con piscina, coche descapotable, ganar un dineral al mes y tener tres sirvientas. Pero si un familiar que no tiene nada de eso, se permite, pongamos por caso, hacer un viaje, y ellos no pueden hacerlo en ese momento, experimentarán un sentimiento de rabia muy intenso, que les amargará. Y así, con todos los aspectos de la existencia: el económico, el social, el físico, el intelectual, el de las relaciones… todo, en definitiva, les produce una envidia destructiva, especialmente los logros de la gente muy cercana, es decir, de aquellos que se supone que deberían querer más.

En el próximo post empezaremos a explorar más a fondo las consecuencias de convivir con personas que tienen el trastorno o muchos rasgos narcisistas.

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