En la entrada anterior hemos visto que crecer en una familia narcisita o disfuncional causa estrés postraumático complejo. En este post conoceremos un síntoma de este estrés: los flahbacks emocionales.
El concepto Flashback emocional proviene del libro del psicoterapeuta estadounidense Pete Walker, llamado Complex PTDS: from surviving to thriving . La brillante aportación de este psicólogo estadounidense explica que un flashback Emocional es un equivalente a los flashbacks que experimentan las personas que han pasado por vivencias muy estresantes, como los soldados que vuelven de un conflicto bélico.
El flashback emocional es un poco más difícil de comprender y también de detectar cuando lo estás experimentando. La definición del propio Pete Walker, en un artículo de su página web[1], sobre los flashbacks es esta:
“Repentina y a menudo prolongada regresión a los aterradores estados emocionales de abandono de la niñez. Estos se acompañan de una inadecuada e intensa excitación del instinto de lucha/huida y del sistema nervioso simpático. Por lo general, se manifiestan como intensos y confusos episodios de miedo, de vergüenza tóxica o de desesperación, que a menudo despiertan reacciones de enfado contra uno mismo o contra los demás.
Cuando el miedo es la emoción dominante en un flashback emocional, el individuo se siente abrumado, preso del pánico o incluso con ideas suicidas. Cuando predomina la desesperación, crea un sentido de profunda insensibilidad, parálisis y una urgente necesidad de esconderse. También es común en los flashbacks emocionales sentirse pequeño, infantil, frágil, impotente y desamparado.”
[1] http://www.pete-walker.com/pdf/emotionalFlashbackManagement.pdf
Lo complicado viene en el momento de identificar cuando y porqué se desencadenan estos estados, ya que habitualmente suceden desde hace tanto tiempo, que las personas que los padecemos los hemos integrado como parte de nuesta personalidad. Creemos que se trata de nuestra forma de pensar y sentir. Pero no es así.
Ejemplo de flashback emocional
Pondré un ejemplo concreto, pues creo que es la única manera de comprender qué significa estar en un flashback emocional.
Una tarde había quedado con una amiga en el centro de Barcelona. Mi pareja y yo íbamos con cierto retraso, de unos diez minutos. Esperando el metro, empecé a sentirme inquieta, luego más ansiosa, y empecé a mirar a mi alrededor. Vi a alguna persona que me pareció sospechosa, o de aspecto raro, y me centré en ese estímulo, asociando a él mi estado de ansiedad. Cada vez estaba más segura de que esa persona iba a hacer algo malo,. Veía venir algo catastrófico y entré en pánico.
Hablando de ello con mi pareja me fui calmando, también por lo que él me iba diciendo, llegué a mi estado de máxima ansiedad y luego poco a poco empecé a calmarme. Solo cuando comprendí qué significan los flashbacks emocionales y por qué se desencadena, pude encontrar la respuesta a esas situaciones.
La clave estaba en mi crianza
¿Qué ocurrió el día del metro? Pues la clave está en la situación de llegar tarde y de pensar que nos estaban esperando. Sí, esa cosa sin importancia es lo que provocó ese estado que tan bien describe Pete Walker.
En mi ámbito familiar estaba especialmente castigado el hecho de no llegar con una puntualidad exquisita a cualquier cita. Cuando digo “castigado”, quiero decir que mi padre se ponía enfadadísimo con un retraso de cinco minutos. Además, si yo llegaba a un restaurante diez minutos tarde puede que todos hubieran empezado a comer, haciéndome sentir que había cometido un error tan imperdonable como para ser tratada de ese modo.
Había vivido muchas situaciones en que fui humillada o ridiculizada por llegar cinco o diez minutos tarde, de forma que cualquier desplazamiento hacia una de esas citas creaba en mí un estado de ansiedad previa.
En esa ocasión, mi amiga no iba a hacer nada de eso, pero en mí se desencadenó el mismo estado de angustia que había vivido con mis familiares en el pasado. Volví a sentirme exactamente igual de mal que con ellos, por una situación que no tenía nada que ver, excepto el hecho de llegar cinco minutos tarde. Y ese era el flashback emocional que experimenté, y que desencadenó el pequeño ataque de pánico que sufrí.
Para mí, comprender qué me ocurrió ese día fue una revelación clave. Fue casi como una especie de iluminación en que, ¡por fin!, comprendí que vivía muchísimos flashbacks por multitud de situaciones desencadenantes. Con el tiempo aprendí una verdad dolorosa: en muchas ocasiones, el simple contacto con mi familia provocaba en mí esos estados de ansiedad.
Descubrir qué significa el concepto de flashback emocional es, obviamente, el primer paso. El siguiente es aprender a combatirlo cuando lo experimentamos, y lo veremos en la siguiente entrada.