En cierto sentido, la codependencia parecería la cara B o complementaria del narcisismo. Así, en muchas familias disfuncionales con narcisistas en el centro se puede ver una personalidad alrededor de la cual el mundo debe girar, el o la narcisista, y otra persona que orbita alrededor de ésta. Cuando digo orbita quiero decir que está ahí para satisfacer todas las necesidades de esa persona narcisista, aunque sea su madre o padre. También está ahí para complacerle, para darle ese sentido de grandiosidad y perfección; para amplificar su importancia reduciendo la propia.
¿Cómo podemos reconocer los patrones que definen a una persona con rasgos codependientes?
Vamos a verlo a contiuación.
La negación
El mecanismo de defensa identificado por Freud es sin duda muy poderoso. En mayor o menor medida, cualquier persona que crece en un hogar disfuncional, sea o no sea de tipo específicamente narcisista, niega lo que le ha ocurrido. Niega haber sufrido maltrato, abandono, negligencia y otro tipo de abusos.
La codependencia nos hace negar las emociones
También es habitual negar las emociones propias, e incluso no poder reconocerlas. Con frecuencia, los hijos de familias narcisistas no saben qué es lo que sienten. No lo pueden nombrar, no lo saben identificar y viven de espaldas a sus emociones.
Esto es así porque en el hogar disfuncional en el que crecimos se nos prohibió sentir, y aún más se nos impidió expresarlo. Negar nuestras emociones fue el principal mecanismo de supervivencia en ese entorno hostil, y se queda instalada para la vida adulta.
La complacencia
La otra gran característica de la codependencia es, sin duda, la necesidad de aceptacíon y aprobación de los demás que pasa por encima de todo: los propios valores, las propias necesidades, los propios gustos e intereses.
La codependencia en la amistad
Es decir, si tienes una amiga y eres codependiente, vives orientada a lo que ella necesita y quiere, a escuchar todo lo que te cuenta sin que haya una mínima reciprocidad y a prever y satisfacer sus necesidades. Y ¿todo para qué?
Para que te considere una buena amiga, la mejor y más fiel amiga. Para que no deje la amistad, para que no te abandone y no te deje sola. Se ve rápidamente que no hay autenticidad en esta forma de enfocar la relación de amistad, sino que hay un propósito claro que nada tiene que ver con, simplemente, estimar o querer a tu amiga.
El control
Control y complacencia pueden parecer contradictorios y, sin embargo, son muy característicos y conviven dentro de cada persona codependiente. El control se muestra en la idea de ir «salvando» o «arreglando» a la gente sin que nos hayan pedido ayuda. Parece que, en la mente de la persona con codependencia, los demás no saben llevar su propia vida y necesitan sus consejos o acciones. Además, no permiten que la gente cometa sus propios errores, responda ante sus acciones y se haga cargo de su vida.
La baja autoestima
En el centro de la codependencia y de los efectos del narcisismo en la infancia se encuentra la baja autoestima. Con frecuencia, la persona no se considera digna de ser querida y por eso depende de la aprobación de los demás para subsistir. Además, no se atreve a tomar sus propias decisiones y depende de que otras personas las consideren válidas.
La vergüenza suele acompañarnos cuando crecimos en un hogar disfuncional narcisista, porque, en el fondo, sentimos que no somos dignos de amor. Cualquier crítica nos parece una amenaza, incluso cuando es constructiva. Y es que, si no podemos querernos a nosotros mismos, porque no nos enseñaron a hacerlo, difícilmente podremos querer a alguien más y tener relaciones sanas.
La evitación
En relación con el punto anterior, dado que la persona codependiente siente vergüenza porque se considera indigna de ser amada, y además sufre de un miedo al abandono importante, a menudo evitará las relaciones íntimas con otras personas.
La codependencia puede llevar a la anorexia emocional
¿Quiere eso decir que no tiene jamás una relación de pareja o una amistad íntima?
No necesariamente, aunque en muchas ocasiones sí que se produce una «anorexia emocional» en la cual se evitan directamente las relaciones afectivas por miedo. La evitación se produce, también, teniendo una relación de pareja, pero comportándose de manera que la otra persona se aleje, o no se sienta segura.
De esta forma, la persona codependiente mantiene las distancias, emocioalmente hablando. Todo esto se produce a nivel inconsciente, por supuesto. La comunicación propia de la codependencia suele ser pasivo-agresiva, es decir, se basa en indirectas y en evitar plantear los conflictos pero haciendo llegar la opinión de una forma que resulta mucho más molesta para el otro.
Estos son sólo algunas características de la codependencia, producto de haber sufirido durante años los efectos de la familia narcisista. Exploraremos más en detalle la codependencia en siguientes posts.
Para profundizar en este tema, es casi obligado citar un libro de la autora que más ha divulgado la codependencia y cómo combatirla: Melody Beattie.